Los pasados 29 y 30 de noviembre se celebró la tercera edición de las Vieja Escuela Con, nuestras jornadas de rol bilbaínas… tres ediciones ya, ¿quién nos lo iba a decir el día que planeábamos las primeras tras un “no hay… narices”?. Pero bueno, no nos pongamos nostálgicos, hoy toca la crónica de esta edición, así que vamos al lío.
Las jornadas arrancaron el viernes a las 17:30; la gente debía tener ganas de rol, ya que empezó a llegar cuando todavía estábamos colocando las mesas. A la hora prevista y tras un breve discurso de bienvenida, los alrededor de 60 participantes tomaron asiento y empezaron las 10 partidas.
En este turno se pudo jugar a juegos clásicos como AD&D 2ª edición, Aquelarre y La Llamada de Cthulhu; algunos más actuales como Savage Worlds, Fate, Eirendor y Vieja Escuela, y otros que vinieron de la mano de sus autores o editores, como Morirse en Bilbao, Tesoro y Gloria y AtopiaRPG (cuya partida, al igual que el juego, se realizó en euskera).
Los masters fueron muy puntuales y terminaron sus partidas a la hora indicada. Destacar que muchas de las partidas (si no todas) terminaron con aplausos de los jugadores, así que tan mal no debieron de pasarlo. Como estaba previsto, a las 9 de la noche salimos del edificio, unos a tomar algo por el casco viejo (será por bares y pintxos), otros camino de su casa y otros nos dirigimos a dar la bienvenida a varios participantes que se acercaron desde otras comunidades (Madrid, Cataluña, Galicia, …). Estamos tremendamente halagados de que tanta gente se haya desplazado desde lejos para venir a nuestras jornadas, muchísimas gracias.
El sábado a las 10:30, tras desayunar con varios de los foráneos, comenzó el segundo día de las jornadas. La oferta de partidas fue igual de amplia, pudiendo elegir entre clásicos como Warhammer Fantasía 1ª edición, Aquelarre y Pendragon; juegos más modernos como D&D 5ª edición, Vieja Escuela Salvaje Oeste, Nuestro Último Verano, Aventuras en la Marca del Este y, de nuevo, juegos de la mano de sus editoriales o autores, como Tesoro y Gloria, Vieja Escuela Silent Tactics o Traveller (del cual pudimos probar la última edición de la mano de Sugaar Editorial, que la va editar en castellano dentro de muy poco).
Según las partidas iban terminando lo aplausos volvían a oírse en las mesas. En esta ocasión alguna partida terminó rozando el límite de tiempo, lo cual propició que tuvieran de público a los jugadores del resto de mesas. Aún así la cosa no se alargó mucho y pudimos proceder al ya tradicional sorteo de las Vieja Escuela Con en el que repartimos numerosos lotes de material entre los participantes, tanto productos de grapas&mapas como donados por alguno de los grupos creativos y editoriales asistentes (muchísimas gracias a Estudio D6, Tesoro y Gloria y Sugaar Editorial).
Una vez recogido y ordenado el local cedido por el Ayuntamiento de Bilbao, unos cuantos irreductibles fuimos a tomar unos potes por las Siete Calles para hacer tiempo hasta la hora de la comida. Sí, en esta edición organizamos una «comida oficial» en un restaurante cercano. Allí nos juntamos 40 roleros y roleras para comer, beber y hablar de rol. Una experiencia maravillosa, una cosa es sentarte con una persona a jugar a rol y otra muy distinta conocer cómo es cuando no está metida en pellejo de su personaje… algo que, sin duda, a repetiremos en futuras ediciones.
Tras la comida teníamos una locura preparada, ya que a la tarde teníamos preparado un torneo de Viejas Escuela: Cyberpunk en el bar SAREAN unicado en Bilbao la Vieja. Una locura con la que decidimos saltarnos los convencionalismos del rol y jugar una partida competitiva (todos contra todos) para 16 jugadores simultáneos donde solo podría salir un ganador, La Torre de T4K3SH1. No conocíamos ningún precedente ni habíamos podido testearlo, así que lo mismo podía funcionar que explotarnos en la cara. Por suerte sucedió lo primero.
16 jugadores se sentaron en las dos mesas del torneo y, tras una caótica y peleada distribución de equipo inicial, se dispusieron a enfrentarse entre ellos en esta especie de «Humor Amarillo futurista». Todo empezó de forma más o menos tranquila intentado superar las pruebas, hasta el momento en el que se iniciaron las hostilidades: robos de equipo, ataques por la espalda, empujones y demás perrerías. Todo ello sumado al ácido, puertas electrificadas, pozos sin fondo y demás elementos de las pruebas, hizo que solo 8 de los 16 jugadores llegarán a la final, el Laberinto del Cybertauro. En el laberinto los jugadores tuvieron que enfrentarse entre ellos y contra los dos esbirros de Kitano Corp. empeñados en lanzarlos a los pozos ocultos tras algunas de las puertas.
Cabe destacar que durante toda la partida el público podía mostrar su apoyo a sus concursantes preferidos otorgándoles «likes» en forma de pequeñas fichas. Esto propició verdaderos discursos por parte de los jugadores y lluvias de likes tras las acciones más delirantes y mortales de los jugadores. Likes que influían en la clasificación de las pruebas y permitía a los favoritos ser clonados en caso de muerte. Todo ello acompañado de tantos gritos y risas que nos sorprende que no nos echaran del local.
Finalmente, Felipe Pérez Palencia resultó ser el ganador; tras conseguir huir de la masacre propiciada por los mismos jugadores y zafarse de uno de los enormes esbirros, llegó al ascensor que lo sacó del laberinto rumbo a una vida de lujo y un nuevo cuerpo de última generación, el premio del concurso.
Tras la entrega de sus premios al ganador y de dos obsequios a los favoritos del público (elegidos por sus likes) dimos por finalizadas las jornadas… o casi…
Digo casi, porque al día siguiente (el domingo al mediodía) en el mismo local, los artífices del cómic y juego de rol Morirse en Bilbao organizaron un evento de música e ilustración en directo con elementos de rol muy divertido. Tuvieron a bien hermanar el evento con las Vieja Escuela Con, así que este año hemos tenido unas jornadas muy completitas.
Y esto han sido las Vieja escuela Con de este año, así que tendremos que ir planeando la siguiente edición, repitiendo lo bueno, arreglando lo malo e ideando alguna otra locura. Nos gustaría un local más grande para jugar con menos barullo y poder dedicar varias mesas a paridas con niños (se han acercado más de una docena esta vez), veremos qué podemos hacer… ¡Deseadnos suerte!
Por último, queremos agradecer a todos los colaboradores y asistentes, sin su ayuda hubiera sido imposible montar de nuevo este “no hay… narices”, sois los mejores, ¿nos vemos el año que viene?